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Irene G.B.
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(A la izquierda) Mónica Naranjo, rodeada por los tres bailarines que la acompañan en sus actuaciones, durante su actuación. (A la derecha) Vista general del público.

La "importancia" de creerse una diva
Una desafortunada Mónica Naranjo ofreció en Eñ Sauzal su particular versión de un concierto

A estas alturas de la vida nuestra capacidad de asombro se encuentra aletargada, esperando que la originalidad haga acto de presencia para reconfortarnos.
El show ofrecido la noche del pasado sábado por la diva del disco-drama, Mónica Naranjo, no fue ni original ni asombroso.
La única sorpresa -por su falta de respeto- de un espectáculo tedioso y falto de ritmo llegó en sus prolegómenos, al tener que esperar los escasos 2000 espectadores asistentes una hora y media, hasta que la artista decidió salir al escenario.
Y es que esa aureola de estrella internacional a la que la vida parece deberle una ronda, la hace sucumbir como intérprete a la primera de cambio.
El concierto no abandonó en ningún momento la frialdad inicial, acrecentada por la consecución de baladas, que fueron minando la paciencia y el interés de los espectadores, que al cumplirse una hora de concierto comenzaron a desfilar en busca de la salida.
El olor a "pinchos morunos" que llegaba de los numerosos braseros improvisados situados en los aledaños del escenario, mitigaban el aburrimiento de un espectáculo que tenía previsto durar dos horas, según palabras de la propia cantante, y que por suerte concluyó a la hora y media de su inicio.
Ante el asombro general, un murmullo creciente que provenía de los corrillos que iba formando el público, competía con la sonoridad de la voz ambigua e ininteligible por momentos de Mónica Naranjo, que no hizo ningún esfuerzo por revertir lo que estaba sucediendo durante su concierto.
Excepción hecha de los tres bailarines que acompañaban sobre el escenario a la cada vez más anoréxica diva, el concierto sucumbió por su desprecio total hacia los espectadores.
Gracias a dios, "sobreviviremos" a Mónica Naranjo.

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Mónica Naranjo dirigiéndose al público al finalizar una canción
SERGIO NEGRíN - SANTA CRUZ

Diario de Avisos - Lunes, 3 Julio de 2000

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